miércoles, 12 de febrero de 2020

Movamos el sistema locomotor

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Pronto pondré contacto de mis redes sociales relacionadas con el deporte, algunos vídeos de YouTubers deportistas.

jueves, 27 de febrero de 2014

Bienvenidos

Lo primero saludos amigos he creado este blog para responderos a dudas de entrenamiento, bicicletas partes mecánicas y demás, con esta entrada seré breve porque hay mucho trabajo por hacer. ¡Saludos blogeros!

jueves, 13 de febrero de 2014

Cuidados Rutinarios


Si eres de los que habitualmente sale a montar en bicicleta poco podrás aprender de estos consejos, pero, para los nuevos aficionados a los pedales, relatamos a continuación unos listados de puntos a revisar antes de emprender la marcha y cuando regreses a tu domicilio. Antes de salir de casa -Comprobar la presión de los neumáticos. -Verificar engrase de cadena. -Verificar cierre rápido de las ruedas. -Comprobar visualmente el centrado de las ruedas. -Verificar desgaste de las zapatas. -Tensión de los cables de freno. -Puentes de freno con la leva de apertura en posición “cerrado”. -Cerciorarse que llevamos los repuestos y herramientas (bomba, parches…). -Resetear el ciclómetro en caso de controlar los recorridos de entrenamiento. Al volver a casa -Eliminar cualquier objeto extraño que se haya incrustado en las cubiertas. -Reparar la cámara de repuesto si hemos sufrido un pinchazo. -Eliminar la suciedad de la bicicleta y, en caso necesario, someterla a una limpieza en profundidad. -Tomar los datos del ciclómetro. -Si hemos sufrido algún bache gordo, aunque no hayamos apreciado avería alguna, revisar la tensión de los radios y el estado de los flancos de las llantas. -Quitar resto de tierra o chinas incrustadas de las calas o los pedales. Cada 1.000 kilómetros -Limpieza total de la bicicleta (ver sección de lavado). -Verificar el estado visual de cuadro y horquilla, en busca de fisuras. -Comprobar holguras en el juego de dirección y potencia. -Desengrasar la cadena (con spray desengrasante) y lubricarla con aceite específico (ver tabla). -Comprobar holgura del eje pedalier. -Eliminar, con la ayuda de una brocha, restos de tierra o suciedad incrustada en platos y piñones. -Engrasar, con aceite líquido, los rodamientos internos de las roldanas del cambio trasero. -Poner una gota de aceite en todos los pivotes del cambio y del desviador. -Engrasar las juntas de fricción y pivotes de los puentes de freno. -Engrasar las cabecillas de los cables de freno y cambio. -Verificar apriete de los tornillos del pedalier y puentes de freno. -Lubrique con aceite ligero los muelles de los pedales automáticos. -Comprobar la tensión de los radios y ajustar en caso necesario. -Comprobar el estado de los cables de freno y cambio; engrasar la zona próxima a los topes. -Limpiar, con un cepillo de pelo duro, las zapatas de freno. -Limpiar con algún disolvente la pista de frenado de las llantas. -Comprobar el desgaste de las calas. Cada 3000 kilómetros -Comprobar los rodamientos de los bujes. -Comprobar la holgura del eje de los pedales. -Engrasar los rodamientos del eje pedalier. -Revisión completa del juego de dirección. -Verificar estado de las zapatas de freno y reemplazar en caso necesario. -Medir la cadena y compruebar su estado. Cambiar en caso necesario.

Limpia tu bicicleta


Antes de ponernos manos a la obra vamos a tener en cuenta algunos detalles esenciales, ya que cada parte de la bicicleta precisa de un tratamiento especial: -El cuadro se limpia con un cepillo suave de pelo largo, una esponja y algún detergente poco agresivo (lavavajillas, champú…) para evitar que el esmalte de la pintura pierda brillo. -La transmisión requiere de algún producto disolvente de la grasa ya que no suele ser suficiente con un simple detergente: el gasoil tiene la ventaja de tener una base oleosa, por lo que no seca tanto la cadena como la gasolina o la trementina (aguarrás), resultando más fácil la posterior lubricación. Es importante reducir la limpieza de la cadena a lo estrictamente necesario: con el engrase "de nueva" se pueden rodar muchos kilómetros, pero con los métodos caseros no conseguimos una lubricación tan perfecta. -Los platos y piñones se pueden limpiar con una brocha de pelo duro impregnada en gasoil o con un cordón de algodón que introduciremos en la distancia existente entre las coronas, haciendolo girar posteriormente. -Las llantas y neumáticos se limpian con un estropajo duro y jabón, para eliminar mejor los restos de suciedad procedentes del asfalto y de las zapatas de freno y los preservaremos del contacto con cualquier tipo de disolvente, ya que, como bien supones, se deterioran con facilidad. -Es muy importante no emplear agua a alta presión en el aclarado, para impedir que penetre líquido en el interior de los rodamientos. -Hay que evitar a toda costa manchar los neumáticos con cualquier tipo de disolvente, ya que puede verse afectada la estructura del mismo. Una limpieza a fondo Aunque la sencillez mecánica de una bicicleta es una de sus características más importantes, hay que prestarle unos cuidados mínimos para mantenerla en perfecto estado de funcionamiento; con un mínimo de conocimientos, cualquiera puede dispensar las atenciones básicas para que su montura siempre esté dispuesta. -Con un jabon neutro (puede utilizarse champú de baño) limpiar a fondo la bicicleta. Con agua muy caliente se eliminan mejor los restos de grasa y suciedad. -Limpieza extra en los puentes de freno, debido a que los depósitos de de material residual de frenado forman una capa muy difícil de eliminar. Con la ayuda de una brocha podemos llegar hasta el rincón más difícil. -Grasa acumulada, en el interior de los platos y el la cazoleta derecha del eje pedalier. Si es persistente habría que rociar la zona previamente con un producto desengrasante (gasolina, disolvente, spray específico…) y dejarlo actuar unos minutos antes de pasar la brocha. -El portacala del pedal es uno de los rincones donde más suciedad se acumula; ahora es el momento de limpiarlo a fondo con la ayuda de la brocha. -En el cambio trasero se acumulan depósitos sólidos de suciedad y sólo se pueden eliminar con un cepillo de pelo duro. Lo mismo en las roldanas como en el paralelogramo los eliminaremos con un simple cepillo dental impregnado en cualquier disolvente. -No hace falta desmontar el casete. Para limpiar las coronas se puede utilizar un cordón de algodón impregnado en gasolina. -Para que las ruedas recobren su “mordiente” original hay que eliminar (con un cepillo de pelo duro) cualquier resto de suciedad. Durante esta limpieza podremos también descubrir los desperfectos y cortes producidos en la temporada. Un lavado intensivo con agua caliente y jabón nos ayudan a rematar la faena. -Con estropajo metálico puliremos los flancos de las llantas para eliminar todos los restos de zapata y de suciedad acumulada. Hay que realizar esta operación con cuidado para no eliminar la capa de anodizado en exceso. Si las llantas fueran de carbono sólo habría que utilizar detergente desengrasante y un estropajo de fibra sintética suave (de los utilizados en las placas vitrocerámicas valdrían). -Las zapatas se cristalizan, hay que lijarlas para evitar que arañen la llanta y que recuperen su capacidad de frenada original. -Antes de engrasar la cadena hay que aplicar un limpiador para eliminar la grasa envejecida. Si no disponemos del producto específico, podemos utilizar un poco de gasoil y una brocha; después hay que secar bien la cadena con un paño de algodón absorbente. -Con aceite específico para cadenas volveremos a engrasarla. El engrase correcto se consigue a posteriori limpiando con un trapo el exceso de aceite. -Después de un lavado el toque final se consigue engrasando todos los mecanismos de la bicicleta con aceite especial. -Atención especial merecen los ejes de cualquier mecanismo de rotación o pivote (puentes de freno, desviadores…). También en estos mecanismos hay que utilizar una gota de aceite para garantizar un funcionamiento suave. -Si has llevado a cabo una limpieza a fondo para guardar la bicicleta durante el invierno debes tener ciertas precauciones: desinflar las ruedas, soltar los aproximadores de los frenos (Shimano y SRAM en los puentes y Campagnolo en la maneta) y, lo más importante, seleccionar el plato y el piñón más pequeño para eliminar la tensión de todos los resortes del cambio.

Prepara y previene

Como siempre, debes tener tu bici en perfectas condiciones. Esto es más importante si vamos a hacer desplazamientos largos y no vamos a tener ningún medio de transporte alternativo por el camino (metro, tren, autobús) que poder utilizar en caso de avería. Los puntos básicos a revisar son: -Ruedas: que estén en buen estado y con la presión adecuada, ni mucha ni poca. Otra cosa importante es que estén bien montadas. No sería la primera vez que veo un rueda rodando sola por culpa de un cierre rápido mal apretado -Frenos: deben funcionar correctamente y tener las pastillas (tanto si son de disco como de llanta) en buen estado. Esto tiene una importancia vital en rutas con agua y barro, que literalmente se comen estos componentes -Comprobar el estado de la cadena y si esta muy estirada. Si llevas más de 2.000 km por montaña puede que sea hora de cambiarla y mejor en casa que en la montaña -Comprobar ajuste correcto de los cambios y el estado de los cables. Llevar todo bien engrasado -Verificar holguras en la dirección, bielas, pedales, bujes, horquilla, piñones. Si se ve alguna, repasar los tornillos correspondientes. Lógicamente no siempre hay que estar mirando todo esto. Por ejemplo, si hago mis típicos recorridos por cerca de casa, la echo un ojo una vez a la semana. Pero si me planteo una ruta larga por montaña de verdad, si que le presto más atención.

Súbete a la bicicleta

Aunque los siguientes consejos nos ayudarán a rodar durante más kilómetros de lo habitual, no está de más decir que cada ciclista es diferente y solamente uno mismo puede saber dónde está el límite de sus capacidades. Existe una relación directa entre los límites personales de cada uno y una buena combinación de alimentación, hidratación y técnica. Mejorando cualquiera de estos niveles, iremos incrementando poco a poco nuestra capacidad de rodar durante mucha más distancia. A continuación, 7 consejos para mejorar nuestro rendimiento y resistencia en las rutas de largo recorrido sobre bicicleta de montaña: Comienza a rodar suavemente: Uno de los errores más comunes de muchos ciclistas es comenzar a rodar sin un calentamiento adecuado. Si empezamos a darle a los pedales apretando el ritmo o intentando seguir a gente de un nivel más avanzado que nosotros, nuestra energía vital se agotará rápidamente y sufriremos las consecuencias en unos pocos kilómetros de ruta. Debemos tomarnos con calma el principio de la ruta y rodar suavemente, con desarrollos que nos permitan movernos fácilmente y calentar la musculatura de nuestras piernas adecuadamente. Come y bebe frecuentemente: En las rutas más largas de bicicleta de montaña, es muy frecuente observar como algunos ciclistas reservan alimentos o bebidas para el final de la ruta o algún punto intermedio, si ésta es muy larga. Nada más comenzar a rodar, nuestro cuerpo comienza a usar la energía que tiene acumulada. Aunque al principio de una ruta larga quizá no tengamos la necesidad de beber o comer, resulta que es uno de los momentos más importantes para iniciar el proceso de reponer energías. Beber pequeños sorbos de bebida isotónica y comer algún bocado (media barrita de cereales, un trozo de plátano, un par de galletas…) de forma frecuente es ideal para que nuestra energía se mantenga estable y podamos rodar durante más kilómetros. Bebidas y alimentos con variedad: Sea cual sea nuestro nivel, la única forma de mantener la energía sobre la bicicleta es mediante una buena alimentación e hidratación frecuente. Podemos alimentarnos durante la ruta echando mano de plátanos, kiwis, barritas de cereales y frutos secos. La clave está en la variedad y podemos optar por partir las frutas en mitades y dividir las barritas o los frutos secos en porciones pequeñas, para poder ir cambiando de alimentos sobre la marcha y evitar así aborrecer alguno de ellos. En cuanto a la hidratación, lo mejor es llevar una mochila de hidratación con agua, a poder ser de gran capacidad, y por supuesto también incluir entre nuestro equipamiento una botella extra para la bebida isotónica o energética, a poder ser en forma de polvos para prepararla cuando la necesitemos y así ocupar menos espacio. Desayuna muy bien, con proteína incluida: Si vamos a salir por la mañana, lo mejor es realizar un desayuno completo que cubra todas las necesidades que nuestro cuerpo va a necesitar. A nuestro cuerpo le encanta un buen desayuno graso con bacon, huevos o tocino, y no podemos evitar darle una negativa. La grasa y la proteína de estos jugosos desayunos serán lo primero que nuestro organismo utilice como energía durante las primeras horas de una larga travesía en bicicleta, y realmente nos favorecerá a la hora de mantener nuestra energía durante más tiempo. Planifica bien las paradas en cada salida de largo recorrido: No podemos salir a rodar durante muchas horas o kilómetros sin antes haber planificado algunos puntos durante la ruta en los que poder reponer agua o alimentos. Estas paradas para reponer son esenciales para recuperar energía y, de paso, reponer nuestras botellas de agua y nuestra mochila de alimentos. Sin una planificación adecuada, las rutas más largas pueden resultar un verdadero infierno para cualquiera que no se haya preparado todo a la perfección. Cambia la posición y la cadencia a menudo: Si permanecemos en la misma posición sobre la bicicleta de montaña durante horas y horas con la misma cadencia, no hay duda de que acabaremos doloridos, cansados y listos para plegar en mitad de la ruta. Debemos ir cambiando la posición de nuestras manos o la posición sobre el sillín, además de ir variando la cadencia para evitar fatigar en exceso los mismos grupos musculares. Otra buena técnica es ir variando también en las subidas más largas de la ruta, cambiando la posición entre sentado o de pie (con un desarrollo más grande) en el ascenso para evitar de esta forma agotar el mismo grupo muscular de nuestras piernas. Protégete del frío y el viento, pero también del calor: Incluso con temperaturas bajas, nuestro cuerpo es una verdadera máquina de precisión que se va calentando a medida que el ejercicio se alarga y comenzamos a sentirnos más cansados. Tenemos que usar ropa técnica adecuada para el ciclismo, con tejidos transpirables que permitan disipar el sudor y mantengan la temperatura corporal a raya. El uso de maillots o chaquetas con cremallera completa y culottes piratas pueden ser una buena opción para refrescar nuestro cuerpo si realmente después de muchos kilómetros rodando nos convertimos en una estufa sobre ruedas.